El pasado histórico de esta localidad soriana y ribereña que recibe el nombre de Alcubilla de Avellaneda, se puede resumir en torno a dos elementos esenciales: la calzada romana y la casa señorial de la familia Avellaneda:

• Los vestigios más antiguos de población en Alcubilla se concretan en la llamada Senda de los Moros que, paradójicamente, son restos de la calzada romana que unía Uxama (actual Osma) con la localidad burgalesa de Clunia.
• Los Avellaneda fueron una importante familia noble asentada en tierras de la Ribera del Duero desde el siglo XIV. Ellos fueron quienes dieron su apellido a Alcubilla, ya que hasta el siglo XVI esta localidad se llamaba Alcubilla de la Pinilla. Testigo del paso de esta familia por Alcubilla es el Palacio de los Avellaneda, una preciosa casa señorial construida hacia el año 1575 por una rama menor de este linaje. Actualmente es propiedad del Ayuntamiento y alberga un restaurante.

Ya en otros tiempos, Rodrigo Díaz de Vivar pasó por estas tierras durante su destierro, siendo Alcubilla de Avellaneda la primera población de su periplo soriano, razón por la cual por aquí pasan dos de las etapas del Camino del Cid (una senderista y otra cicloturista). También forma parte de la Ruta de la Lana, un camino comercial que transportaba la lana de La Alcarria y los paños de Cuenca, miel y cereal hasta Medina del Campo y Burgos, y que a día de hoy cruza la localidad hasta llegar a Mecerreyes (Burgos), siendo uno de los puntos de paso de los peregrinos hacia Santiago de Compostela.

Durante muchos años se ha conocido a Alcubilla como «el pueblo de las cien fuentes«. Actualmente existe una ruta de unos 13 km que recorre 18 fuentes señalizadas y restauradas de entre las más de 100 que hay en el término.

La iglesia parroquial está dedicada a La Magdalena y también hay una ermita, la del Santo Cristo del Campillo, de estilo renacentista y planta rectangular, que fue ampliada en 1775.

Uno de los antiguos lagares que había en el pueblo (de la primera mitad del siglo XIX) ha sido restaurado y convertido en Museo Enológico para conservar y enseñar cómo se elaboraba el vino hasta no hace muchos años. No olvidemos que estamos en la Ribera del Duero… Y en la misma línea, también se puede visitar un guardaviñas, que era la choza de piedra, generalmente de planta circular y falsa cúpula, que utilizaba el guarda contratado para vigilar las viñas desde que maduraba el fruto hasta finalizar la vendimia.

Una de las mayores riquezas naturales de Alcubilla de Avellaneda son sus encinas centenarias, contando con bastantes ejemplares en buen estado. Desde el mirador «Cierra la Cuesta» podrás disfrutar de las fantásticas vistas que ofrece este pequeño gran pueblo ribereño.

El guiso típico de Alcubilla de Avellaneda es la caldereta de machorra y, de postre, florones con miel.

Dicen que en Alcubilla de Avellaneda desapareció una yunta de bueyes: es la llamada Cueva de los Ojos. Se dice que en ella está escondido el collar de la Reina, si bien no se sabe de qué soberana se trata. También dicen que en el Prado de Santa María, ya en la Guerra de la Independencia, se llevaba a los franceses para que se hundieran en el cenagal y desaparecer para siempre.

Las fiestas principales son «Las Candelas» (3 de febrero), Santa María Magdalena, patrona de la Villa (22 de julio) y la fiesta del Santo Cristo del Campillo (septiembre). En agosto también se celebran las Jornadas Culturales.

Gentilio de Alcubilla de Avellaneda: alcubillenses / alcubillanos.