PUENTES sobre el río Duero: Parte I (Valladolid)

DE PUENTE A PUENTE EN LA RIBERA DEL DUERO Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en […]

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DE PUENTE A PUENTE EN LA RIBERA DEL DUERO

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia, de la industria y de la economía de la Ribera del Duero. El cauce de éste y de otros ríos tamaños como el Duero (897 km en total) provocan una separación natural en los territorios que lo bordean, lo que ha supuesto la intervención del ser humano desde tiempos ancestrales mediante la construcción de pasos o puentes, impidiendo que los ríos se conviertan en barreras infranqueables.

Esta es la razón del nuevo bloque de artículos que estrenamos en nuestro blog y que titulamos “DE PUENTE A PUENTE”. Consta de tres partes correspondientes a las tres provincias que atraviesa el Duero en nuestra Ribera: Valladolid, Burgos y Soria, cuyo recorrido transcurre de forma paralela al Sendero GR 14 o “Camino Natural la Senda del Duero”, que se ha ido acondicionando para poner en valor los elementos naturales y ecológicos del entorno recordando al viajero las actividades en las que el río era protagonista: la pesca, los pasos de barca, los molinos, las aceñas y los puentes.

En esta primera parte vamos a recorrer los pasos que atraviesan el Duero durante su trayecto en la provincia de Valladolid de nuestra Ruta del Vino, aproximadamente desde Quintanilla de Onésimo hasta Bocos de Duero, y que actualmente son ocho (sin contar el puente de Valbuena de Duero, que fue destruido durante las revueltas de los comuneros de Castilla).

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Un poco de historia: El tramo vallisoletano del río Duero ha sido un itinerario muy transitado, especialmente a finales de la Edad Media, entre Aragón, Cataluña y Portugal, pero Valladolid se convierte temporalmente en la capital nacional a comienzos del siglo XVII y es cuando se levantan la mayoría de los puentes de la zona, cuya construcción y mantenimiento presentan dificultades por las características desfavorables de un terreno flojo y arenoso, lo que obliga a profundizar mucho en los cimientos y a elevar su coste. Los grandes enemigos de los puentes han sido el desgaste originado por el paso del tiempo, las riadas y las guerras.

Actualmente el uso público de los ríos, la puesta en escena de las antiguas veredas de pescadores y la necesidad de conexión y comunicación de los pueblos ribereños hacen que sea necesaria también la instalación de pasarelas peatonales, caracterizadas por sus diseños modernos y adaptados al paisaje, que utilizan como material principal la madera como antiguamente se empleaba, por lo que conjugan años de historia con la evolución de los tiempos.


 

 

1. PUENTE QUINTANILLA DE ONÉSIMO / OLIVARES DE DUERO.

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

«La primera noticia que tenemos del puente de Olivares y Quintanilla data de finales del siglo XV. El 17 de febrero de 1494, los Reyes Católicos despachan una comisión para el Doctor de Villaescusa (Corregidor de Valladolid) para que visite ambas villas y averigüe la necesidad de construir dicho puente y el costo de la obra. El concejo de Olivares había solicitado permiso para construirlo y contaba con el permiso del Conde de Urueña, señor de la villa de Quintanilla de Yuso…»

Habría que esperar al verano de 1571 para que Juan de la Vega comenzase su arco por la parte de Quintanilla. En abril de 1572, Francisco del Río comenzó su arco por la parte de Olivares.

Litigios entre ambas villas y problemas para hacer frente a los gastos del puente se sucedieron a lo largo de los años. En 1594  se estiman en 163.717 maravedís y piden se haga repartimiento entre villas de alrededor (como al Monasterio de Valbuena, que se le embargaron ganados y otros bienes por impago de 7.000 maravedís, devueltos posteriormente alegando que tenía Privilegios Reales).

Al ser una obra de gran envergadura, continuamente había que hacer frente a ciertos imprevistos: las crecidas del río, la traza o la resistencia de los cimientos. Los arquitectos que trabajaron en ella corrigieron los defectos a tiempo. Las canteras de «Valdefuentes» de Quintanilla proporcionaron piedra a los concejos de Olivares y Quintanilla.

En 1624 visitan la obra los peritos canteros Sancho de Arribas y Juan Gómez de la Bordera, los cuales certifican que la obra está terminada en toda su perfección.

Las riadas de 1702 y 1717 arruinaron el puente y años después se derrumbaron los refuerzos de los estribos y la mitad del arco del lado de Olivares y tras las correspondientes reparaciones, en 1729 se volvió a dar el visto bueno.

Como curiosidad, en 1812, en plena Guerra de la Independencia, el general inglés Wellington voló un ojo del puente, en su estrategia contra los franceses, que estaban apostados en Quintanilla. En 1816 se pide a los Dominicos de Peñafiel que acondicionen y reparen el puente, ya que son los que en ese momento cobran el PONTAZGO o derecho de paso por el puente.

En el siglo XVIII este precioso puente contaba con 7 arcos, 800 pies de largo, 39 de ancho y 49 de altura desde la corriente. Los arcos actuales son de medio punto, siendo el central el de mayor tamaño. Los pilares son protegidos por tajamares de ángulo curvo y los estribos del puente son de planta cuadrada.

El puente renacentista que une Quintanilla de Onésimo y Olivares de Duero es el único puente sobre el Duero que hay en el tramo de Tudela a Peñafiel.


2. PASARELA GR 14: QUINTANILLA DE ARRIBA / BODEGA DEHESA DE LOS CANÓNIGOS.

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia puente

 

Recorriendo 1,5 km desde Quintanilla de Arriba por la “Senda Botánica del Duero a la Isla” avistamos la primera de las tres pasarelas construidas en 2013 siguiendo el Sendero GR 14 en su etapa de Valladolid (la segunda la veremos en el punto 3 de este artículo y la tercera sortea el Duratón a su paso por Peñafiel). En el otro margen del río se extiende la Bodega Dehesa de los Canónigos.

Los ingenieros asturianos que han diseñado, fabricado, transportado y montado estas tres pasarelas se han inspirado en uno de los monstruos más populares de la mitología del Principado para darle nombre: “Parece un cuélebre cruzando sobre el agua”.

Cruzar esta pasarela permite al paseante disfrutar de la naturaleza y de unas preciosas vistas del Duero.

Coordenadas margen izquierdo: 41.629307, -4.203711


3. PASARELA GR 14: PESQUERA DE DUERO.

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

 

Ubicada en pleno municipio de Pesquera de Duero, se trata de uno de los mayores puentes de madera fabricados en España (el mayor de su categoría), con una longitud total de 106 metros3 metros de ancho, una luz máxima que supera los 50 metros y pesa unas 50 toneladas. Formada por 4 módulos construidos en Asturias y transportados posteriormente con vehículos especiales hasta Pesquera, donde se ensamblaron en una semana, quedando perfectamente ajustada al paisaje y provocando un impacto visual reducido (al contrario que el hormigón o el acero) sin mermar la resistencia o la calidad del puente. Las barandillas dobladas en forma de barrica hacen un guiño a una de las principales actividades que riega el Duero: la producción del vino.

Como ocurre con la pasarela de Quintanilla de Arriba, se hacen inevitables las comparaciones con una serpiente debido al zigzag que dibuja la estructura sobre el Duero.


4. «NUEVO PUENTE DUERO» DE PEÑAFIEL (CTRA. VA-101 A PESQUERA DE DUERO).

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Se trata de uno de los ocho puentes con los que cuenta actualmente Peñafiel y se construyó en la actual carretera VA-101 que une Peñafiel con Pesquera de Duero a raíz de la Guerra Civil Española.

En los años 30 del siglo XX, el Duero se salvaba todavía por el viejo puente de piedra (del que hablaremos en el siguiente punto), que daba señales claras de debilidad, particularmente en sus pilares centrales. Las necesidades de comunicación entre diversos frentes de guerra impusieron entonces sustituirlo por el nuevo puente que todavía hoy se utiliza.

Fue proyectado y dirigido por el Ingeniero de Caminos César Villalba Granda (allá por los años 40) y en su construcción se utilizó por vez primera hormigón armado para una obra pública de esta magnitud en la comarca de Peñafiel.

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Características técnicas: tres arcos de hormigón de 40 metros de luz con solución de arcos de tablero intermedio, longitud del puente 156 metros y pilas de altura 13,20 y 10,09 metros. De estructura y diseño similares son los puentes del Narcea en Requejo (Asturias) y el Puente del Ebro en Mora (Tarragona).

La hermosa arquitectura racionalista del “Nuevo Puente Duero”, flanqueada por grandes arcadas sobre ambas barandillas, suaviza el aspecto robusto de una obra que se construyó como resultado de un terrible conflicto bélico.

Información técnica detallada en este artículo de 1945 en la Revista de Obras Públicas.

Coordenadas: 41.613984, -4.116283


5. «VIEJO PUENTE DUERO» DE PEÑAFIEL (JUNTO A CTRA. VA-101 A PESQUERA DE DUERO).

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

El llamado “Viejo Puente Duero” de Peñafiel tiene claros elementos medievales, pero la anchura de sus arcos y la magnitud de la obra pudieran remontar a un antecedente también romano.

La carretera de Esguevillas a Peñafiel cruzaba el río Duero por este antiguo puente que se encuentra en deplorables condiciones, tanto en lo que se refiere al ancho del puente como al ruinoso y peligroso estado de sus apoyos y bóvedas, si bien, contra todo lo previsible, la obra sigue en pie corroborando el aserto de la “tendencia de las obras a no caerse”. Como ya hemos comentado en el punto 4, se construyó un “Nuevo Puente Duero” para paliar la necesidad de comunicar ambos márgenes del río durante la Guerra Civil Española.

Su estado ruinoso amenaza con que se pierda para siempre uno de los más antiguos monumentos de Peñafiel y el testigo de una gran parte de la historia de la villa. Su recuperación ha de convertirse en un imperativo urgente para nuestras autoridades.

Con respecto al camino que estamos recorriendo por la Senda del Duero, en este tramo cambia de margen vadeando el río Duero por este “Viejo Puente Duero”, cruzando la carretera VA-101 por un paso inferior bajo el “Nuevo Puente Duero” y llegando (por la tercera pasarela de madera de la que hablamos en el punto 2) hasta la confluencia de los ríos Duero y Duratón, que unen sus aguas antes de llegar a Peñafiel.

Coordenadas: 41.613984, -4.116283


PUENTES DE FERROCARRIL METÁLICOS:

Nuestras dos próximas paradas nos llevan irremediablemente a hablar sobre dos de los 11 puentes metálicos de ferrocarril construidos para cubrir la línea de tren Valladolid – Ariza que, con un total de 254 km de vía única sin electrificar, atravesaba cuatro provincias (Valladolid, Burgos, Soria y Zaragoza) y contaba con 29 estaciones de tren. El inicio de las obras de esta línea se remonta a 1895 y supuso un coste aproximado de 22 millones de pesetas.

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Un poco de historia:

La línea era propiedad de la compañía MZA (Madrid – Zaragoza – Alicante) y fue considerada como minoritaria, lo que limitó nuevas inversiones y le confirió su carácter de línea secundaria.

Durante las dos primeras décadas del siglo XX aumentó ligeramente el tráfico de viajeros y mercancías (principalmente relacionadas con la actividad agrícola) pero a mediados de los años 20 la generalización del transporte por carretera mediante autobuses y camiones y las mejoras laborales de los trabajadores (como la jornada de 8 horas) pusieron en serio peligro la supervivencia de la MZA. La disminución de la capacidad económica de la compañía y por lo tanto la ausencia de las inversiones necesarias en infraestructura y material rodante afectó muy negativamente a esta línea.

Durante la Guerra Civil, la línea Valladolid – Ariza se convirtió en una vía imprescindible en el movimiento de trenes militares. El aumento del tráfico y tonelaje de este periodo, aunque supuso pequeñas mejoras como la reposición del balasto o la implantación del servicio telefónico en alguna de las estaciones, hizo que se resintiera la infraestructura seriamente, viéndose especialmente afectados los puentes metálicos.

De nuevo la línea se vio afectada por la falta de mantenimiento de la vía y el material móvil, ya que la España de la posguerra no pudo acometer las reformas necesarias, dejando la Valladolid – Ariza en una situación de deterioro de la que jamás llegaría a recuperarse.

En 1973, el Consejo de Administración presentó al Gobierno una propuesta para suprimir el ferrocarril Valladolid – Ariza. De hecho, la política seguida con esta línea fue la de dejarla morir, con nulas inversiones no ya para mejorar, sino tan siquiera para mantenerla en un estado digno, realizando únicamente las renovaciones mínimas para que los trenes pudieran circular.

Una vez demostrado lo que se pretendía por parte del Ministerio, se procedió a la supresión del tráfico de viajeros a partir del 1 de enero de 1985, hundiendo en la miseria, aún más si cabe, a los pueblos que antes disponían de un mal servicio pero servicio al fin y al cabo. Coreando frases como “¡FelipeGuerraAriza no se cierra!” o “¡Barón, capullo, los trenes no son tuyos!” unas 200 personas hicieron ese testimonial “último viaje” en un acto reivindicativo que concluyó con la lectura de un comunicado en la Plaza Mayor de Aranda de Duero. Durante 10 años más, la línea permaneció abierta al tráfico de mercancías, con un paradójico aumento de la carga a partir del cierre del servicio de viajeros, debido principalmente al transporte de remolacha hasta Aranda y de arena desde esta ciudad a Barcelona. En 1995 se clausuró definitivamente la Valladolid – Ariza. La aventura iniciada en 1895 a raíz de la idea de Don Antonio Marqués había durado, exactamente, 100 años.

En la actualidad está aprobada la transformación del tramo Valladolid-Aranda de Duero en una VÍA VERDE (camino apto para rutas a pie o en bicicleta). No obstante, como la vía no ha sido levantada, se está estudiando la posibilidad de poner un “tren turístico del vino” que efectúe su recorrido por nuestra rica comarca vitivinícola de la Ribera del Duero.

En lo que respecta a la zona vallisoletana, la necesidad de cruzar el río Duero obligó a la construcción de algunos puentes interesantes, como es el caso de los dos objetos de nuestro artículo, ambos fabricados con un tramo metálico del mismo diseño y dimensiones, obras maestras de la escuela de Eiffel y, en concreto, de su socio alemán Théophile Seyrig (autor también en 1886 del famoso puente Don Luis I en Oporto).

En la línea ferroviaria Valladolid – Ariza se construyeron cinco puentes metálicos iguales sobre el Duero, a excepción del esviado, que describimos a continuación.

6. PUENTE FERROCARRIL EL CARRASCAL (LÍNEA VALLADOLID – ARIZA KM. 62).

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Está ubicado en el km 62,981 de la línea de ferrocarril Valladolid-Ariza (actualmente en desuso, como hemos relatado anteriormente), en el límite entre los términos municipales de Peñafiel y Bocos de Duero.

Conocido como puente de El Carrascal es, como todos los que atraviesan el Duero en la línea Valladolid – Ariza, un puente metálico de vigas roblonadas tipo Pratt (las dos vigas que sostienen el puente se unen por la parte superior formando una especie de galería), con cuatro diagonales suplementarias en los módulos centrales, 61 metros de luz en un solo vano y 6 metros de altura de tablero a cordón superior. Presenta, sin embargo, una característica particular, puesto que es el único de los puentes metálicos de esta línea que está esviado, dada la escasez de espacio para adaptar la plataforma de la vía a las curvas del río Duero en este paraje.

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Este puente se ve con facilidad desde la carretera N-122 y es de acceso relativamente fácil, siguiendo a pie el rastro de las vías del tren, accediendo por el desvío de la N-122 correspondiente a estas coordenadas: 41.61012, -4.079323.

Mucha precaución porque cruzar el puente es muy peligroso debido a su altura, a su estado y al viento que lo azota.

Coordenadas margen izquierdo: 41.611673, -4.064418

7. PUENTE FERROCARRIL EL EMPECINADO (LÍNEA VALLADOLID – ARIZA KM. 66).

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

Está ubicado en el km 65,594 de la línea de ferrocarril Valladolid-Ariza (actualmente en desuso, como hemos relatado anteriormente), en el término municipal de Bocos de Duero cuya estación-apartadero fue la única que quedaba a la orilla derecha del río, de forma que la circunstancia orográfica del trazado obligó a construir dos puentes, pero tuvo la ventaja de recoger los flujos de transporte de toda la zona norte de esta parte de la provincia de Valladolid.

Conocido como puente de El Empecinado, este puente evita cruces de carretera y pasos del río Duero demasiado oblicuos, y transcurre muy seguido al puente de El Carrascal, lo que supone que uno se pueda haber hecho ortogonal (El Empecinado) a costa de que el otro (El Carrascal) sea esviado, puesto que la escasa separación entre los mismos no permite al trazado absorber la curvatura suficiente para atacar el río en posición perpendicular.

Contemplar esta singular estructura de acero y caminar sobre ella produce emoción, pues estamos ante una obra de ingeniería que merece ser destacada para sacarla del olvido y la indiferencia.

El acceso a pie (sorteando cultivos) por el margen derecho es fácil, siguiendo la Senda del Duero a la altura de estas coordenadas: 41.609048, -4.034717

De momento está transitable aunque en el margen izquierdo, como se observa en las fotos, ha crecido abundante vegetación en la entrada al puente que dificulta la visión y el acceso al mismo. Mucha precaución también porque cruzar el puente es peligroso debido a su altura y a su estado.


8. SIFÓN – ACUEDUCTO AMARILLO DEL CANAL DE RIAZA.

 

 

Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia Como eje vertebrador de nuestra Ruta del Vino, el río Duero merece un reconocimiento a la altura de su influencia en el devenir de la historia

El río Riaza nace en la provincia de Segovia y pertenece a la cuenca hidrográfica del Duero (la mayor de la Península Ibérica), como afluente suyo que es.

El canal de Riaza se puso en servicio en 1945 (aunque no fue una realidad hasta 1960) y recorre casi 52 km para abastecer el riego de cultivos como la cebada, el maíz y, por supuesto, nuestros viñedos ribereños. Toma sus aguas en el pantano de Linares del Arroyo (Berlanga de Duero) y desemboca más allá de Olivares de Duero.

A su paso por Bocos, el Canal de Riaza atraviesa nuestro Duero gracias a una estructura de hormigón en la parte de pasarela peatonal, bajo un arco metálico pintado de un llamativo color amarillo formado por dos tubos de un metro de diámetro cada uno arriostrados entre sí, por cuyo interior el agua del Canal de Riaza salva los 70 metros del vano que forma el río en este punto.

Puedes ver de cerca este sifón – acueducto del Canal de Riaza sorteando (por su margen derecho) unos 100 metros de cultivo desde la etapa 12 del Sendero GR 14 (coordenadas: 41.611533, -4.033580).


¿Quieres saber más de los puentes de la Ribera del Duero?

Puedes verlos en la Parte II (BURGOS) y Parte III (BURGOS y SORIA)

¡¡Ven y quédate en nuestra Ribera!! 


BIBLIOGRAFÍA:

  • “El puente de Olivares y Quintanilla. Un Puente Renacentista sobre el río Duero”, de Jesús Mª Pelayo Fernández.
  • “El Ferrocarril Valladolid-Ariza: Monografías del Ferrocarril”, de Pedro Pintado Quintana.
  • “Salvando las barreras: los puentes de Peñafiel”, de Jesús de la Villa.
  • “Plan especial del Conjunto Histórico de Peñafiel” Anexo 3: Análisis del conjunto patrimonial industrial, de Juan Luis de las Rivas Sanz y Gregorio Vázquez Juste.
  • «Presencia de la Escuela de Eiffel – Seyrig en el Duero» de José Ignacio Sánchez Rivera y Eduardo González Fraile.
  • “Los puentes de la provincia de Valladolid durante la Edad Moderna”, de Inocencio Cadiñanos Bardeci.
  • «El cierre de líneas de ferrocarril en España: Línea de Valladolid a Ariza», de Rosa Mª Camazón Misiego.
  • Revista de Obras Públicas nº 2765 (1.945)
  • https://jesusantaroca.wordpress.com
  • http://esperandoaltren.blogspot.com.es/
  • http://lasendadelduero.com
  • https://valladolidenbici.wordpress.com/
  • http://www.mediamadera.com/es

AGRADECIMIENTOS:

  • Ignacio Tercero, Oficina de Turismo de Quintanilla de Onésimo.
  • Inés Resina, Oficina de Turismo de Peñafiel.
  • Pedro Pintado Quintana, ASVAFER (Asociación Vallisoletana Amigos del Tren)

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