En el paraje de La Quiñonera, junto al observatorio de aves y el muladar, existe un humedal que ocupa una superficie aproximada de 2.200 m2, idóneo para la observación de aves (birding). 

La creación de este muladar se llevó a cabo realizando una excavación junto al río Bañuelos, con una oquedad anexa que sirve de aliviadero, sobre antiguas tierras agrícolas. Se trata de una charca alimentada por los aportes de agua de una fuente cercana conocida como fuente “El Sapo”, que, a su vez, ha sido recuperada con el fin de facilitar la presencia de anfibios. El material procedente de los desbroces previos se ha extendido por los taludes exteriores de la charca, buscando una regeneración vegetal de los terraplenes. Los aliviaderos y las entradas de agua se han reforzado mediante la colocación en las canalizaciones de piedra de escollera para evitar erosiones en las entradas y salidas del agua en las charcas. El resultado conseguido es la creación de un nuevo hábitat que ha aumentado la riqueza y diversidad de especies vegetales y animales (aves y herpetos) de la zona, sirviendo, además, como recurso educativo vinculado al observatorio de aves del palomar y al muladar.

Desde 2018 el Ayuntamiento cuenta con la colaboración de una guía profesional de la naturaleza que organiza rutas guiadas para particulares y grupos. Además, fruto de la colaboración con la Fundación Patrimonio Natural, se dota de paneles interpretativos al palomar-vivienda.

Junto al humedal se encuentra la caseta de observación, así como un muladar (zona de depósito de cadáveres para aves carroñeras), lo que dota a la zona de Caleruega de un fantástica zona para avistar y aprender sobre aves. Se encuentran en la ruta larga del llamado sendero de las Loberas. 

Este proyecto obtuvo en 2018 el premio "Fuentes Claras" para la sostenibilidad en municipios pequeños de Castilla y León.